Un día
como hoy, 6 de agosto, del año 1945, se producía uno de los peores capítulos en
la historia de la humanidad, a las 8.15 de la mañana una bomba nuclear cayó
sobre la localidad de Hiroshima causando al momento el fallecimiento de
aproximadamente 70.000 personas, mientras que más de 200.000 personas
fallecieron posteriormente por enfermedades derivadas de la radiación.
Entre estas
se encontraba Sadako Sasaki, una niña japonesa
que solo tenía dos años cuando quedó expuesta al bombardeo
atómico, y a la temida “lluvia negra” que se originó posteriormente. Sadako, se convirtió en una de las hibakushas más conocidas, (término japonés que significa
"persona afectada por la bomba atómica"). Todo y que creció sana, a
la edad de 12 años contrajo una leucemia súbita que
tenía su origen a la exposición que había tenido a la radiación de la bomba
Fue en ese momento, cuando Sadako Sasaki comenzó su larga lucha contra
esta enfermedad. Por ello empezó a hacer grullas, de origami. La grulla
es un pájaro que en Japón es símbolo de longevidad y felicidad. En la
cultura japonesa, se dice que quien doble mil de estos se le cumplirán sus deseos. En único
deseo de Sadako era poder sanar. De recuperar su salud y poder regresar
a la escuela. Todos los días hacía grullas de papel. Logrando hacer muchas más
de mil. Pero su deseo no se cumplió. Sadako murió el 25 de de
octubre de 1955 a la edad de doce años.
La muerte de Sadako
Sasaki movió profundamente a sus compañeros. El día del funeral, uno de sus
compañeros que deseaba visitar la tumba pero no podía pues ésta se encontraba
lejos de Hiroshima, propuso construir, en el parque de la ciudad, un monumento
en recuerdo a la joven, y junto con la ayuda de un vecino de Sadako, acordaron
construir un monumento que rindiera homenaje no sólo a Sadako, sino a todos los
niños víctimas de la bomba y así darle un significado más profundo a la obra.
Tal fue el
impacto de Sadako Sasaki en la sociedad, que una escultura de la joven se
encuentra en la cima del monumento de la paz de los niños de Hiroshima. En esta,
Sadako sostiene en las manos una grulla
de papel.
Y en memoria
de la joven y de todos los niños que sufrieron por este trágico capítulo de la
historia, cada año, personas de todo Japón
y del mundo entero ofrecen millones de grullas de papel como señal de compasión con las familias de los niños desaparecidos.
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