viernes, 28 de septiembre de 2018

SEGUIMOS APRENDIENDO


Aunque ya han pasado unos días desde que pudimos disfrutar de Alberto Blázquez y J.P Deloche en Arqueros de Rubí, siempre es bueno dejar pasar unos días antes de llegar a conclusiones. No es bueno tomar decisiones en caliente. Hay que dejar pasar unos días y reflexionar sobre las cosas. Y así, llegar a la conclusión de cuanto nos queda por aprender.

Mirad, en un país en el que curiosamente gusta mucho demostrar de titulación y conocimientos,  cosa que también se traslada al mundo de la arquería. ¿Quién no ha estado en una línea de tiro y alguien que no conocia le ha aconsejado?, es curioso como la gente no le da la importancia que debería de tener a la formación. "Yo ya se" pensará alguno "A mí no me hace falta que me enseñen" podría opinar otro. Pero no es hasta que no estás en un fín de semana como el que pudimos vivir los días 15 y 16 que te no das cuenta, como club, lo mucho que uno tiene que aprender.

Cuando este club nació hace poco menos de 4 años, una idea se tenía clara en mente,  no parar de evolucionar. Ser inconformista en todo momento. No quedarse estancado. De hecho, como decía el escritor Malcom Muggeridge "solo los peces muertos van a favor de la corriente". Pasan los meses y ves como el club va creciendo. Creciendo en socios. Creciendo en instalaciones. Creciendo en títulos. Piensas que ya no hay nada más que aprender. Lo estas haciendo todo bien, de forma perfecta podrías pensar... Pero esa idea cambia cuando puedes participar en uno de estos seminarios. Ya en Febrero, en el seminario que pudimos disfrutar con Patrizio Hofer, Alberto Blázquez y J.P Deloche, (que tres grandes personas que nunca pierden la sonrisa) aprendimos lo mucho que nos quedaba por mejorar. Febrero nos cambiaba y nos quiso hacer mejores. Nos enseñó lo mucho que nos quedaba por aprender. Y este fin de semana de septiembre, volvimos a aprender la misma lección. Cuanto nos queda por mejorar.

Los clubs, tendemos a mirar a otros países y envidiar lo que tienen. Como nos gustaría tener el volumen de arqueros y los premios económicos que hay en Estados Unidos. Las instituciones no parar de mirar a países de oriente y decir que esa es la escuela que tenemos que copiar. Y siempre ponemos escusas de porque no podemos hacer los mismo. Escusas como que si el dinero que se invierte, que si el número de arqueros, que si... ¿Y si dejásemos de buscar escusas y empezásemos a trabajar para conseguir ese cambio? Para este club ese deseo de cambio llegó cuando conocimos a Alberto Blázquez. Él nos mostró un camino a seguir y una meta a la que llegar. Meta que tarde o temprano se conseguirá. Una meta a la que todos los clubs deberíamos de querer llegar.

Como resumen del fin de semana, recordar las dos reflexiones a las que llegamos en febrero y que este fin de semana nos ha ayudado a refrescar. La primera, es que algo tiene que cambiar, como clubs tenemos que cambiar. Escuchar. Aprender. Mejorar día tras día. Si queremos que la arquería sea más grande en el futuro algo tiene que cambiar. Tenemos que conseguir que los jóvenes arqueros tengan que dejar de mirar a competiciones del extranjero, como las Vegas o Nimes, y que en su propia tierra puedan sentirse orgullosos de sus competiciones. Que desde fuera se mire a nuestra tierra y sean ellos lo que quieran venir a nuestras competiciones. La segunda reflexión, es que deberíamos de ser conscientes de la suerte que tenemos. Es raro que en un deporte se pueda disfrutar de la cercanía de deportistas de primer nivel, que te hablan de tú a tú sin sentirse importantes. Sin sentirse diferentes. Y tenemos que aprovechar esto para seguir mejorando. No vaya a ser que un día lo perdamos y nos arrepintamos de lo que podría haber sido.  

Y seguramente, algún arquero o club, lea esto y piense "a mí no me tienen que enseñar nada", a esa persona solo decirle que, el que escribe estas líneas era de la misma opinión, hasta que un día pudo llevar a cabo un seminario en su propio club con Alberto Blázquez, y entendió lo mucho que tenía por mejorar. Entendió que la formación tenía que ser un elemento clave en todo club. Tan importante como el número de socios, instalaciones o títulos que pueda tener el club. Entendió lo mucho que tenía por aprender. 

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